La verdad es que no estoy seguro si esta entrada tiene que ir en Desigualdad Social pero bueno…
Como todos sabemos en estos días se estuvo realizando un paro de docentes que reclaman un aumento salarial. La protesta en Buenos Aires coincidió además con conflictos en otras provincias. Santa Fe esta en un paro de 72 hs y Mendoza en uno de 48. Todos reclaman mejoras salariales.
Los docentes acaban de rechazar un aumento del 10,4 % luego de, a mediados de este mes, haber rechazado uno del 7%. Al parecer dicen que la adhesión al paro fue total, igualmente, el acatamiento fue menos en los colegios privados. Hoy por hoy, los chicos que siguen sin clases son aproximadamente 3 millones. Es muchísima gente.
En esta entrada no quiero que se discuta si los docentes tienen razón o no en lo que están haciendo. Cada uno pensará como quiere y tendrá sus razones para hacerlo.
Igualmente, para que quede bien esta entrada en Desigualdad Social quiero que hagamos un poco de memoria y nos acordemos de todas las veces que dijimos que la solución a la mayoría de los problemas que tratamos en los diferentes blogs venían de la mano con la educación. Por ende, es muy injusto que hasta tengan que pedir un aumento. Todos sabemos que se les paga poco cuando en realidad, con la salud, son de las cosas más importantes.
Lo que quiero que pensemos es el gran poder que tienen los docentes. Ya van 3 millones de chicos sin clases, sin contar que la semana que viene podría haber un nuevo paro y, por ende, más docentes adheridos. Aunque no nos demos cuenta el sindicato, en realidad, los maestros tienen un inmenso poder ya que estos hechos que están ocurriendo, que haya tanta gente sin ir a clases perjudica al Gobierno y al mismo tiempo le saca poder. La pregunta es cuánto poder tienen los sindicatos de docentes y hasta cuándo pueden especular con estos paros pidiendo la suba de los salarios sabiendo a los chicos que dejan sin la posibilidad de aprender si se quiere por culpa del Gobierno.
jueves, 28 de agosto de 2008
lunes, 11 de agosto de 2008
El otro día estaba en el médico y esperando agarré una de esas revistas viejas que siempre están en los consultorios y me la puse a leer y encontré un articulo dentro de todo interesante.
El artículo de la revista La Nación se trataba de las empleadas domésticas, especialmente de las más jóvenes, de 18 en adelante, que trabajaban en casas donde vivían chicos o chicas de aproximadamente la misma edad. Mostraban diferentes casos y además mostraba diferentes puntos de vista y experiencias de personas que las contrataban. Había casos donde no había problemas a pesar de la gran diferencia social que existía entre la empleada y el hijo, y donde llegaban a trabajar muchísimo tiempo, pero también existían casos donde a la larga surgían diferentes inconvenientes.
En general los problemas eran por envidia; por las diferentes realidades de las personas a pesar de tener la misma edad, por sus diferentes obligaciones, etc. Muchas veces se trataba de robos de diferentes cosas, otras veces se trataba de la ropa, y de su cuidado o hasta de su mismo robo, y como esos existían problemas de todo tipo, insultos, maltratos, etc.
Por eso, en el artículo existían dos posturas bien diferentes. La primera era la de dejar trabajar a esa chica para ayudarla a pesar de todas las diferencias que existían. Las personas que se mostraban a favor de esta idea nunca habían tenido ningún inconveniente, o nunca habían tenido que contratar a una chica de la misma edad que sus hijas y decían que no tenían porqué no darles trabajo, que se lo merecían igual que cualquier otra persona y que si no lo necesitarían no lo estarían buscando. Hasta les parecía injusto no darles una posibilidad
Los otros – muchas veces por experiencia – se mostraban en contra de dejar trabajar a gente de la misma edad que sus hijos por las diferentes realidades que afrontaban a pesar de tener la misma edad. No les parecía bien que mientras la empleada tenga que trabajar y hasta a veces, cumplir caprichos de sus hijos, mientras ellos - sus hijos - no tengan responsabilidades y salgan, por ejemplo, todo el fin de semana. O no les parecia bien que tengan que lavarles la ropa, y cosas por el estilo. Estas personas que se mostraban en contra de dejarlas trabajar en esas situaciones, tenian la idea de que todas en algun momento, y no por culpa de ellas mismas, iban a tentarse con cosas, o les iba a dar bornca algo, solo por el hecho de convivir día a día con esa diferencia de realidades. Decían que a la larga, no podía terminar todo bien y repito, no por culpa de ellas, por culpa de la situación.
Me pareció realmente interesante ver los dos puntos de vista y que cada uno de ustedes pueda dar a conocer el suyo también.
Juan Bautista.
El artículo de la revista La Nación se trataba de las empleadas domésticas, especialmente de las más jóvenes, de 18 en adelante, que trabajaban en casas donde vivían chicos o chicas de aproximadamente la misma edad. Mostraban diferentes casos y además mostraba diferentes puntos de vista y experiencias de personas que las contrataban. Había casos donde no había problemas a pesar de la gran diferencia social que existía entre la empleada y el hijo, y donde llegaban a trabajar muchísimo tiempo, pero también existían casos donde a la larga surgían diferentes inconvenientes.
En general los problemas eran por envidia; por las diferentes realidades de las personas a pesar de tener la misma edad, por sus diferentes obligaciones, etc. Muchas veces se trataba de robos de diferentes cosas, otras veces se trataba de la ropa, y de su cuidado o hasta de su mismo robo, y como esos existían problemas de todo tipo, insultos, maltratos, etc.
Por eso, en el artículo existían dos posturas bien diferentes. La primera era la de dejar trabajar a esa chica para ayudarla a pesar de todas las diferencias que existían. Las personas que se mostraban a favor de esta idea nunca habían tenido ningún inconveniente, o nunca habían tenido que contratar a una chica de la misma edad que sus hijas y decían que no tenían porqué no darles trabajo, que se lo merecían igual que cualquier otra persona y que si no lo necesitarían no lo estarían buscando. Hasta les parecía injusto no darles una posibilidad
Los otros – muchas veces por experiencia – se mostraban en contra de dejar trabajar a gente de la misma edad que sus hijos por las diferentes realidades que afrontaban a pesar de tener la misma edad. No les parecía bien que mientras la empleada tenga que trabajar y hasta a veces, cumplir caprichos de sus hijos, mientras ellos - sus hijos - no tengan responsabilidades y salgan, por ejemplo, todo el fin de semana. O no les parecia bien que tengan que lavarles la ropa, y cosas por el estilo. Estas personas que se mostraban en contra de dejarlas trabajar en esas situaciones, tenian la idea de que todas en algun momento, y no por culpa de ellas mismas, iban a tentarse con cosas, o les iba a dar bornca algo, solo por el hecho de convivir día a día con esa diferencia de realidades. Decían que a la larga, no podía terminar todo bien y repito, no por culpa de ellas, por culpa de la situación.
Me pareció realmente interesante ver los dos puntos de vista y que cada uno de ustedes pueda dar a conocer el suyo también.
Juan Bautista.
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